Fallece Alberto Fujimori: Un capítulo decisivo en la historia política de Perú



Un final anunciado

El 11 de septiembre de 2024, la noticia de la muerte de Alberto Fujimori sacudió a Perú. A los 86 años, tras una larga batalla contra el cáncer, el expresidente falleció en Lima, según el anuncio de su hija Keiko Fujimori a través de la red social X. "Después de una larga batalla contra el cáncer, nuestro padre acaba de partir al encuentro del Señor. Pedimos a quienes lo apreciaron nos acompañen con una oración por el eterno descanso de su alma. ¡Gracias por tanto, papá! Keiko, Hiro, Sachie y Kenji Fujimori", escribió la líder del partido Fuerza Popular.

La muerte de Fujimori marca el fin de una era en la política peruana, aunque su legado, controvertido y polarizante, seguirá presente en la memoria del país. Durante los años recientes, a pesar de estar en prisión, Fujimori había regresado a la vida pública como influencer y youtuber, y su hija Keiko incluso insinuó que el exmandatario podría volver a participar en las elecciones presidenciales de 2026. Sin embargo, su fallecimiento cierra definitivamente ese capítulo.

Un autócrata que gobernó con mano dura

Alberto Fujimori fue un personaje decisivo en la historia del Perú. Gobernó el país con puño de hierro durante la década de los noventa, en un periodo caracterizado tanto por el crecimiento económico y la estabilización, como por la represión política y la corrupción. Su figura emergió como una respuesta ante la crisis que azotaba Perú a finales de los años ochenta, cuando la inflación, el terrorismo y la inseguridad asolaban al país. En 1990, como un político casi desconocido, se impuso en las elecciones presidenciales, derrotando a Mario Vargas Llosa en una sorprendente victoria.

A partir de ese momento, Fujimori no solo consolidó su poder, sino que también transformó el sistema político peruano. En 1992, con el autogolpe de Estado, cerró el Congreso, intervino el Poder Judicial y reformó la Constitución. Este acto fue visto por muchos como el inicio de su deriva autoritaria, pero para otros fue un paso necesario para enfrentar las amenazas internas, como el grupo guerrillero Sendero Luminoso y la crisis económica.

Su gobierno logró significativos avances en la lucha contra el terrorismo, pero a un alto costo. La represión fue brutal, y su implicación en violaciones a los derechos humanos, como las matanzas de Barrios Altos y La Cantuta, lo llevaron, años más tarde, a enfrentar la justicia.

De la presidencia a la prisión

Fujimori cumplió 16 años de los 25 a los que fue condenado por ser el autor intelectual de las mencionadas masacres. En 2007, tras su extradición desde Chile, fue procesado y condenado no solo por violaciones a los derechos humanos, sino también por corrupción. Las secuelas de su gobierno fueron profundas y dejaron una marca indeleble en la sociedad peruana.

A pesar de estar en prisión, su figura nunca desapareció del todo de la política peruana. La polarización que generó se mantuvo viva en los debates nacionales, donde se discutía si su mano dura había sido necesaria o si su legado estaba manchado por el abuso de poder y la corrupción.

La concesión de un indulto humanitario en diciembre de 2017, otorgado por el entonces presidente Pedro Pablo Kuczynski, permitió que Fujimori saliera de prisión, aunque este hecho dividió aún más a la opinión pública. Algunos lo vieron como un gesto de compasión debido a su precaria salud, mientras que otros consideraron que era una burla a la justicia, particularmente para las víctimas de las masacres.

El indulto fue revocado más tarde, lo que obligó a Fujimori a regresar a prisión, pero en 2023, el Tribunal Constitucional ratificó su liberación, contradiciendo una orden de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Esta decisión colocó al gobierno de Dina Boluarte en una difícil posición frente al sistema interamericano de justicia.

Un legado que divide a Perú

Fujimori fallece en un contexto en el que su influencia, directa o indirecta, seguía moldeando la política del país. El mismo día de su muerte, hace tres años, Abimael Guzmán, líder de Sendero Luminoso y su mayor enemigo, también murió a la misma edad. Las vidas de ambos, aunque opuestas en muchos aspectos, estuvieron profundamente entrelazadas en la historia reciente de Perú.

El legado de Alberto Fujimori sigue siendo objeto de controversia. Para algunos, fue el líder que salvó a Perú del colapso económico y la violencia terrorista, mientras que para otros fue un autócrata que gobernó con mano dura, violando los derechos fundamentales de miles de peruanos. La historia de Fujimori no es solo la de un hombre, sino la de un país que aún busca reconciliarse con su pasado.

Su fallecimiento cierra un capítulo, pero su figura seguirá presente en el imaginario político del Perú, donde sus logros y errores serán debatidos por las futuras generaciones.

Te invitamos a seguir y suscribirte a nuestro blog para enterarte de curiosidades, noticias importantes de la actualidad, y mi historia de vida. Soy un hombre normal con una historia que contar, que estoy seguro te ayudará a recordarme. ¡NO TE PIERDAS NADA DEL MUNDO!

Comentarios