En la cocina, las cucharas son indispensables, pero en mi familia, a partir de 1959, se convirtieron en algo mucho más especial: un instrumento de percusión que marcó nuestra vida. Fue mi padre, Francisco Ramón Da Silva, quien inició esta tradición en nuestro hogar de Tamare, Zulia. Lo que empezó como un juego familiar, terminó por convertirse en una verdadera orquesta casera.
La orquesta de la familia Da Silva
Mis hermanos y yo formábamos un conjunto musical que alegraba nuestras reuniones familiares. Mi hermano Carlos Rafael manejaba la guitarra con destreza, Reynaldo y yo nos encargábamos de las maracas, y mis hermanas llenaban la casa con sus voces melodiosas. Pero el toque especial lo daba mi padre, quien con solo dos cucharas creaba ritmos tan contagiosos que pronto llamaron la atención de la comunidad.
En Tamare se corrió la voz, y nuestra pequeña orquesta familiar llegó hasta la revista NOSOTROS de la compañía Creole Corporation. En 1959, nos hicieron una entrevista que documentaba la alegría y el talento que mi padre había descubierto con un par de cucharas. No se necesitaba mucho más que creatividad y amor por la música para crear un ambiente de pura felicidad.
Las cucharas como símbolo de unión familiar
Tocar las cucharas no era solo un acto musical, era una manifestación de lo que significa la unión familiar. Para nosotros, era una forma de mantenernos conectados, de compartir momentos inolvidables y de llenar la casa de risas y melodías. Las cucharas representaban mucho más que música: eran el eco de la creatividad que mi padre nos inculcó desde pequeños.
Este simple instrumento era la forma en la que mi familia demostraba que la música no necesita sofisticación, sino pasión. Y así, entre maracas, guitarras y voces, las cucharas de mi padre se convirtieron en el símbolo de nuestra historia, de nuestra cultura y de nuestro amor por las tradiciones.
¿Cómo se tocan las cucharas? Un paso a paso para principiantes
Si esta historia te ha inspirado, ¡te animo a probarlo tú mismo! Tocar las cucharas es fácil y divertido. Aquí te dejo un sencillo paso a paso para que puedas intentarlo en casa:
Consigue dos cucharas de tamaño mediano, preferiblemente de metal, ya que generan mejor sonido.
Sujeta las cucharas por el mango, una con la palma hacia arriba y otra con la palma hacia abajo. Coloca una ligeramente sobre la otra para que sus partes cóncavas se enfrenten.
Ajusta la presión. Debes mantenerlas firmes pero no muy apretadas para que puedan moverse al golpearlas.
Golpea las cucharas entre sí, usando el pulgar como apoyo y la muñeca para generar el movimiento. Puedes practicar primero golpeando el muslo de una pierna o una superficie firme.
Marca el ritmo. Intenta seguir una melodía simple o un ritmo básico como 1-2, 1-2, y ve aumentando la velocidad a medida que te sientas más cómodo.
Experimenta. Puedes golpear las cucharas contra diferentes partes de tu cuerpo para crear nuevos sonidos. El muslo, el dorso de la mano o hasta el codo pueden servir como base para producir distintos tonos.
Las cucharas fueron, y siguen siendo, parte esencial de los recuerdos más felices de nuestra familia. Nos enseñaron que la música puede salir de cualquier rincón y que lo más importante no es el instrumento, sino el amor con el que lo tocas. Así, las cucharas de mi padre no solo marcaron el ritmo de nuestras canciones, sino también el de nuestra vida.
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